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Heurística de Disponibilidad, algoritmos y el mal de escuchar “la verdad que me acomoda”

¿Cuántas veces hemos escuchado frases tales como?:

 “En internet está toda la información”

“Me informo por las redes sociales, no necesito la prensa”

“Si buscamos bien en Google, siempre encontraremos lo que necesitamos”

La verdad sea dicha, Internet nos ha hackeado los cerebros, nos han hecho creer que estamos siendo enfrentados a una verdad objetiva (lo que por principios filosóficos ya es un error de establecer) cuando para ser honestos y nos duela no es así, internet en todos sus «usos más populares»; buscadores, redes sociales, etc. tiene nuestros cerebros, por decirlo en términos sencillos, “enfrentados a una trampa” ya que cuando todos creemos que estamos siendo “más libres ya que conocemos más”, estamos siendo enfrentados a una verdad sesgada, a resultados que tienen que ver con lo que más nos gusta leer, con los gustos de nuestros pares, de nuestras tribus, en términos metafóricos, en vez de mirar hacia “afuera de la manada”, nos comenzamos a mirar entre pares, y desde ahí pensamos que es “la única verdad”. Trampa! Es la verdad que le gusta a nuestra tribu.

¿Cuál es el sentido de todo esto?

Sencillo; el fin último de ranking de resultados de un buscador o de una red social (sea cual sea) es que permanezcamos la mayor cantidad de tiempo posible frente a la pantalla (y dependiendo del modelo de negocios, o hagamos click en algo, o llenemos un formulario, o compartamos una publicación, o lo que sea). Cada vez que interactuamos con la “interfaz”, la plataforma sabe un poco más de nosotros (este es el secreto del algoritmo), por lo tanto, cuando volvemos a entrar al sitio, app, o con lo que sea que estamos interactuando, ¡magia!, aumenta la posibilidad de que permanezcamos más tiempo navegando ya que encontraremos más contenido afín a nosotros ¿Interesante o no?

Desde acá me gustaría invitarnos a volver a pensar en “análogo” y a respirar, a volver a tomar el libro (que siendo una verdad desde el punto de vista del autor en la mayoría de los casos, al menos en la literatura y filosofía) tiene la magia de la estantería llena de libros y al encanto de la discriminación libre entre uno y otro, quiero reivindicar a la investigación de mercado (bien realizada) al poder de “cuestionar lo que me cuentan”, a recordar que hay pocas verdades absolutas y que si existe la mínima posibilidad de encontrarla, claramente esta, no está en internet.

 Recordemos, pares hablándole a pares, sobre lo que esos pares quieren escuchar, a eso estamos siendo “expuestos”.

 

 

 

 

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